Los sistemas de prepago y pospago son las dos principales modalidades en la gestión de pagos por servicios ofrecidos en el transporte. Dos métodos distintos que influyen de forma muy similar en la dinámica financiera y en quién asume el riesgo de impago en el sector del transporte.

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Sistema de prepago

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En el sistema de prepago, el usuario abona por adelantado el servicio antes de su utilización. 

Esta modalidad se ve comúnmente en el transporte público, en el que se utilizan diferentes esquemas como:

• Pases temporales: los usuarios pueden comprar un pase válido por un periodo específico, como un día, una semana o un mes, que les permite viajar ilimitadamente durante ese tiempo. 
• Abonos de viaje o tickets múltiples: que permiten comprar acceso a múltiples viajes por adelantado, por ejemplo, un paquete de 10 viajes que puede ser utilizado en un periodo determinado. 

La precompra puede estar financiada en parte o en su totalidad por el gobierno nacional y/o regional con una duración específica que garantiza el derecho a viajar bajo las condiciones de ese título o abono. 

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Sistema de pospago

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Por otro lado, el sistema de pospago implica el pago después de realizar el viaje. Es común en el transporte privado, como en los VTC (Uber, Cabify y Bolt), los taxis y los operadores de micromovilidad compartida (patinetes, motocicletas, bicicletas y coches). 

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‍Análisis del riesgo de impago

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Aunque el sistema pospago presenta una ventaja en términos de comodidad para el usuario en comparación con el sistema de prepago, prevenir el fraude se vuelve más complicado al no cargar los fondos de manera anticipada.

Pero, ¿quién asume el riesgo de impago? Aunque el usuario paga después del servicio, el riesgo financiero recae principalmente en el operador de transporte. Esto se debe a que, en el momento del uso del servicio, el pago no se ha realizado de inmediato, generando una deuda pendiente que la empresa transportista asume. 

El riesgo de impago en el pospago puede representar un desafío financiero para las empresas de transporte, ya que deben mantener la prestación de servicios incluso antes de recibir el pago correspondiente. La gestión eficaz de este riesgo se convierte en un aspecto crítico para garantizar la sostenibilidad financiera y la viabilidad del negocio en el transporte pospago.

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El Account-Based Ticketing, ¿prepago o pospago?

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El Account-Based Ticketing (ABT) o la emisión de billetes basada en cuenta es es un sistema en el que la prueba del título de viaje y cualquier registro del viaje se conserva en un back office (es decir, en servidores) y no necesariamente en un medio físico que posea el pasajero

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Para usar un sistema ABT, los pasajeros simplemente tienen que tener saldo en su cuenta y escanear un dispositivo seguro, que estará vinculado a una cuenta tokenizada en el back office. En el momento de la validación lo normal es que el dispositivo validador simplemente indique si esa cuenta está habilitada para realizar el viaje, dejando el proceso de aplicación de tarifa definitiva y actualización del saldo para el back office, de forma asíncrona.

Dentro de una tarjeta de transporte con funcionamiento ABT, es posible tener: 

• Una cuenta en la que los usuarios cargan un saldo donde el sistema registra el monto cargado como saldo en favor del usuario, lo cual funciona de manera similar a un pospago, ya que el operador de transporte le debe al usuario el valor correspondiente hasta que se utilice para pagar los viajes.
• Un sistema en el que, al cargar un abono mensual, el usuario adquiere acceso anticipado para un período específico, generalmente un mes. La deuda generada por este abono se amortiza al realizar el primer uso o en el primer día del mes (dependiendo de las condiciones del abono), lo que lo hace comportarse más como un prepago, ya que se paga por adelantado por un servicio futuro.

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Los sistemas de prepago y pospago en el transporte poseen similitudes y diferencias significativas en términos de gestión financiera y riesgo de impago. Aunque el pospago ofrece comodidad al usuario, el operador de transporte asume el riesgo financiero debido a la naturaleza pendiente del pago, lo que puede plantear desafíos financieros. La efectiva gestión de este riesgo se vuelve vital para la sostenibilidad y viabilidad del transporte pospago en un entorno dinámico y competitivo.