MaaS

March 13, 2024

MaaS (Mobility as a Service): una forma de humanizar las ciudades

Las estrategias de planificación urbanística y de movilidad en las ciudades se han ido modificando a medida que cambiaba la realidad y sus objetivos, como es el desplazamiento del automóvil privado a favor de usos de transportes más sostenibles. 

Mientras el urbanismo depende principalmente de los planificadores, la gestión de la movilidad en las ciudades está siendo compartida entre diversas entidades como instituciones públicas, empresas públicas y privadas, consorcios de transporte y empresas emergentes de micro-movilidad. Esta fragmentación en la oferta dificulta que los usuarios puedan acceder fácilmente a las diferentes opciones de transporte disponibles y evaluarlas para elegir la más adecuada.

Por otra parte, MaaS (Mobility as Service) surge con el objetivo de agrupar y simplificar la oferta de transporte, integrando diferentes modos de transporte en un solo servicio a través de aplicaciones móviles. 

Con más de seis años de experiencia en proyectos de Mobility as a Service, en el blog Meep repasamos qué puede hacer MaaS para coordinar la movilidad en las ciudades de manera eficiente.

Del monopolio del automóvil a la democratización de la movilidad

Este cambio de mentalidad ha evidenciado la falta de eficacia del uso del coche privado debido a la contaminación que produce y la infraestructura que precisa para su uso en movimiento y estacionado. En contraposición, el transporte público permite desplazar a un mayor número de personas, evitar desigualdades entre diferentes grupos de población, y hacer un uso más eficiente del espacio y los recursos disponibles.

De esta forma, en muchas ciudades europeas (como Madrid en los años 70), se comenzó a potenciar el transporte público y a hacerlo cada vez más eficiente. El auge del transporte público en las grandes urbes vino de la mano, en primer lugar, con el aumento de la accesibilidad a la movilidad urbana, y, en segundo lugar, con una serie de beneficios relacionados con la reducción de las emisiones de gases contaminantes y la disminución de la cantidad de vehículos en circulación. 

Desde entonces, el transporte público y el coche privado habían sido las principales (y casi únicas) opciones para los ciudadanos. Este panorama tradicional se ve sorprendido por la llegada de la micromovilidad y de los nuevos retos para humanizar las ciudades, entre dichos retos destacamos la adaptación de las ciudades a estas nuevas tendencias de transporte.

De una oferta uniforme a una personalizada

De la misma forma que se ha producido un cambio en el transporte, la forma en la que se analiza a la sociedad para realizar la planificación de las ciudades y la humanización de estas también ha cambiado. Anteriormente, se establecieron parámetros en función del volumen de tráfico y velocidad, considerando a las personas como un vehículo más cuya velocidad era de 5 km/h y cuyas vías de circulación son las aceras, pasos de cebra y espacios peatonales. De esta manera, se percibía a todas las personas que se desplazaban en el ámbito urbano de la misma forma.

Con el paso del tiempo, se ha hecho evidente que este análisis no tiene en cuenta la forma de desplazarse de colectivos con problemas de accesibilidad, como personas mayores, niños, embarazadas o grupos con algún tipo de discapacidad motriz. Tampoco tiene en cuenta las interacciones del individuo en el espacio público, como descansar, pararse para decidir qué dirección tomar o para hablar con otro individuo. Por esta razón, se optó por clasificar a la población en función de parámetros como la edad, sexo o ingresos económicos para identificar ciertos patrones.

De esta manera, se pretende ser más exacto en la identificación de las necesidades de los diferentes grupos y equiparar las posibilidades de cada uno de ellos a través de la gestión de la movilidad, la infraestructura y servicios derivados de los mismos. Muchos gobiernos ya han empleado este tipo de parámetros para establecer sus estrategias de planificación, como es el caso del gobierno sueco, que ya en 2018 estableció un sistema para gestionar la recogida de nieve de forma que promueva la movilidad activa y la igualdad de género.

Tras desengranar al conjunto de la sociedad en grupos más o menos homogéneos, se plantea un segundo reto: realizar un desglose paralelo en el que se identifiquen las necesidades específicas de cada momento. Es posible que un domingo soleado, alguien decida encontrarse con sus amigos tras un paseo andando, y que un martes por la mañana la misma persona justo antes de tener una reunión de trabajo elija un taxi para desplazarse. MaaS ofrece la posibilidad de elegir combinaciones de transporte adaptadas a las necesidades de cada individuo, y de esta forma, pone en el centro del sistema de movilidad a las personas.

Beneficios de humanizar ciudades

La humanización de las ciudades permite priorizar el bienestar de sus habitantes y la calidad de vida en su diseño y funcionamiento. Al centrarse en las necesidades y experiencias de las personas, estas ciudades ofrecen una serie de beneficios significativos:

  • Mejora en la calidad del aire: Humanizar las ciudades promueve el uso de modos de transporte sostenibles, como caminar, andar en bicicleta y utilizar el transporte público. Esto reduce la cantidad de vehículos privados en las carreteras, disminuyendo las emisiones de gases de efecto invernadero y mejorando la calidad del aire. 
  • Reducción de la congestión del tráfico: Al fomentar alternativas al uso del automóvil privado, las ciudades humanizadas pueden mejorar la fluidez del tráfico y disminuir los tiempos de viaje y el estrés asociado con los desplazamientos diarios.
  • Promoción de estilos de vida activos y saludables: Con un diseño urbano que fomenta la actividad física, como aceras amplias, carriles para bicicletas seguros y parques accesibles, humanizar las ciudades anima a sus habitantes a llevar estilos de vida más activos y saludables. 
  • Mejora en la cohesión social y la comunidad: Humanizar las ciudades permite contar con espacios públicos, como plazas, parques y áreas peatonales, bien diseñados y accesibles que fomentan la interacción social y el sentido de comunidad. 
  • Reducción del ruido y el estrés: Al limitar el tráfico de vehículos y promover modos de transporte más silenciosos y sostenibles, las ciudades humanizadas pueden reducir significativamente los niveles de ruido ambiental. Esto crea entornos urbanos más tranquilos y relajantes, lo que contribuye a una mejor calidad de vida y a la reducción del estrés entre los residentes.

¿Cómo contribuye MaaS a una realidad tan compleja?

Nos encontramos ante una realidad donde cada vez hay  más factores que  tienen la capacidad de ejercer una influencia notable en nuestras ciudades y donde la variedad en oferta de transporte es cada vez mayor. También nos encontramos ante una realidad en la que las diferentes combinaciones de transporte pueden convertirse en una alternativa real al uso del coche privado, como ya hemos comentado.

Para lograr reducir el uso del coche privado, disminuir el impacto medioambiental y aumentar el aprovechamiento de los recursos existentes, es necesario llevar a cabo acciones que promuevan determinados comportamientos (pull o atracción), así como otras acciones que frenen otros (push o freno), como por ejemplo sería restringir el uso del vehículo privado en determinadas zonas urbanas, con el fin de humanizar las ciudades.

Entre las medidas pull, se encontraría incrementar la accesibilidad al sistema mediante la agrupación de la oferta, y en este sentido, MaaS (Mobility-as-a-service) es una herramienta capaz de dar coherencia y conexión a la oferta de transporte y simplificar un panorama especialmente complejo, como es el de la movilidad en las ciudades.

Por otro lado, MaaS puede adaptarse al dinamismo de la sociedad y de sus individuos, ya que identifica las particularidades de la demanda y establece una oferta de transporte en función de las mismas. Los usuarios pueden determinar sus preferencias con el fin de que las opciones de movilidad desplegadas se adapten a las necesidades que cada usuario tenga en cada momento. Por ejemplo, la aplicación de Meep permite establecer prioridades en función del tiempo de desplazamiento, la preferencia por la movilidad activa, el uso de modos de transporte sostenibles, o la elección de emplear los modos de transporte más económicos.

A su vez, el uso de la tecnología MaaS proporciona a aquellos encargados de establecer las políticas de movilidad y urbanismo (planificadores, instituciones públicas, consorcios de transporte…) de una mayor perspectiva para reaccionar ante nuevas realidades en función de los datos en tiempo real recogidos por las aplicaciones de MaaS y avanzar así hacia la humanización de las ciudades. Además, la posibilidad de monitorizar las elecciones de los usuarios es una oportunidad para dinamizar la planificación urbana y todas las decisiones que afecten a la movilidad en las ciudades.

En definitiva, el panorama actual en las ciudades plantea grandes retos en materia de movilidad. En este sentido, Meep, a través de sus soluciones de MaaS,  puede contribuir a que la multimodalidad sea una realidad y proporcionar a las personas una mayor autonomía para desplazarse por entornos dinámicos cada vez más complejos, sin necesidad de utilizar el vehículo privado.